Curso de Lectio Divina
Presentación
Por: Pbro. Daniel García Flores.
La vida y el mensaje de Jesús de Nazaret testimonian que el Reino de Dios nos visita: «Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: “Conviértanse porque el Reino de los Cielos ha llegado"» (Mt 4,17).
En esta palabra del Maestro me dispongo para compartirles un camino de vida cristiana: De la Lectio al Reino. De la Lectura Orante al encuentro existencial con el Reinado de Dios inaugurado por Jesucristo el Señor. Tratándose de un itinerario que desde la Teología Espiritual escudriña la breve pero infinita copia parabólica del tesoro y la perla de Mateo 13, 44-46: «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel. También es semejante el Reino de los Cielos a un comerciante que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra», en la vitalidad de quien se deja conducir por la pro-puesta de la Lectio Divina: la experiencia de encuentro amistoso con la Palabra de Dios en la propia historia.
Al sugerirla, quiero convidar el entusiasmo por la Biblia: la interpeladora de nuestra condición terrena y de la misma fe renovable en las actitudes, los sentimientos y los pensares de Jesús, el Hijo de Dios. En él, la Escritura es leída desde su riqueza literaria como el gran libro de Dios actualizado en el gran libro del ser humano. Me refiero a una espiritualidad bíblica encarnada en nuestras realidades personales y sociales, en las circunstancias concretas de nuestro transitar cotidiano.
Varios somos testigos de una difusión de la Lectio en distintas expresiones eclesiales, cada una brindando diversas perspectivas de una misma realidad, exquisita e inmensa como es la Sagrada Escritura. ¿Quién podría abarcarlas todas? Por la irrupción del misterio el ser humano se arrodilla ante la grandeza de lo inabarcable, y deseando descansar allí, le mira sin detenerse, pues le resulta impensable encajonarlo. Por ello, el interés del presente escrito es tan solo compartir algunas orientaciones recapituladas en una breve introducción, y que permitan al lector tener algunos elementos básicos para una convivencia gradual con la lectura orante de la Biblia. Asimismo, al leer y escuchar en los evangelios las enseñanzas de Jesús sobre el Reino/Reinado/Soberanía de Dios (basileía tou theou): principio, fundamento y fin de su predicación, me ha parecido favorable considerar un brevísimo texto que dando por hecho su valor incalculable, interpela a los lectores con apasionantes actitudes: quienes le han hallado venden todo lo que tienen para adquirir lo que consideran incomparable. De ahí la inclinación por asumir las parábolas del tesoro y la perla desde la experiencia de la Lectio Divina, lectura confrontadora entre las necesidades más profundas del ser y la oferta del Reino de Dios.
Son dos las partes que distinguen el presente trabajo. En la primera les entronizaré en el ser y el quehacer de la Lectio Divina: ¿qué es?, ¿cómo se ejercita?, ¿quiénes son sus pioneros?, ¿cuáles son sus peculiaridades y repercusiones en la vida creyente de los cristianos? Cuestiones para introducirnos en las características primordiales que la distinguen como experiencia espiritual y nos permiten iniciar un arduo trabajo existencial en un proceso de conversión interior. En la segunda parte, examino el texto de Mt 13, 44-46 apoyado por varios especialistas dedicados al estudio científico de la Biblia, para proveer a nuestra Lectio de algunas herramientas académicas capaces de conciliar un estudio exegético con un interés espiritual, pues el estudio bíblico no está peleado de la espiritualidad ni de la interpretación existencial, más aún, le enriquece al prevenir a la Lectura Divina de superficialidades. En efecto, no es un estudio meramente académico, sino una exposición insertada en el contexto de la interiorización del corazón, es decir, en el encuentro reflexivo y contemplativo con quien penetra la intimidad para fraguarla en el compromiso exterior.
El lector notará la distinción pero también la conexión de las dos partes de esta pequeña obra. La primera como sugerencia de una breve introducción: pretensiosa en querer iluminar el encuentro con el misterio desde cualquier texto sagrado. La segunda queriendo rumiar las parábolas del tesoro y la perla auxiliados por respetables lectores-exégetas y por las orientaciones motivacionales precedentes.
Con gratitud a quienes por su amistad y experiencia me han animado a la elaboración del presente trabajo, expongo las páginas que siguen, esperando provocar tan sólo alguna inquietud por la Lectura Orante y por el incomparable proyecto del Reinado de Dios. Proyecto por el que Jesús se entregó y por el que innumerables mujeres y hombres se siguen ofreciendo al asumirlo en sus historias como un tesoro y una perla reveladores de una presencia, discreta e inmensa, creadora y renovadora, infinita y fascinante.