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Iconografía

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El Crucifijo de San Damian

Por: Martha Eugenia Villalón Herrera

De autor desconocido pintado  en Umbría, es de estilo románico, con influencias bizantinas u orientales. Estaba en el ábside de san Damián, Oratorio situado en las afueras de Asís, donde hoy hay una réplica. El original se encuentra en la basílica de santa Clara. Mide  2,10 de  alto  por  1,30 de ancho. Ha sido  restaurado  e  inmunizado. Cuadros  semejantes, no iguales, se conservan en Espoleto,  Asís, Perusa, Florencia y el Vaticano.

El icono es un elemento religioso, pintura, hecha especialmente para contemplar, quien contempla ve en la imagen, la historia narrada sin palabras, lleno cada detalle de simbolismos, describe las escenas:  la Pasión, la Resurrección y la Ascensión. Resalta la figura central de Cristo, y de los personajes bajo sus brazos, más grandes que todos los demás, todos colocados sobre un fondo o cuadro dorado.

Esta cruz representa el Cristo Resucitado. Es de inspiración  sirio-antioqueña, desde  el siglo VII, hubo monjes sirios cerca de Espoleto  y  por eso  reproduce  el Cristo glorioso, después de la Pasión.

El  Cristo de la cruz está viviente, erguido, sale de la Cruz, sobre su cabeza no  hay  una corona  de espinas, sino una corona de gloria, en la cual  encontramos las líneas de la cruz. Esta corona o halo brilla, con la  cruz indicada en líneas, es luminoso porque ha vencido la muerte. La túnica de lino y oro se usaban para los  ornamentos  sacerdotales  (Ex 28,42), el cordón tiene tres nudos, la Trinidad; el forro es azul indicando realeza y alianza.

La  posición  de  Jesús significa  que  es el centro del mundo  y  sus  brazos tienen un gesto de acogida: abrazan el universo y recibe a todos. Los 33 (la edad que tenía Cristo) personajes son los que presenciaron la Pasión y la Resurrección, y circundan al Resucitado, son el símbolo de la comunión de los Santos de todos los tiempos.  Jesús,  con los pies sobre fondo negro, parece  salir  de  la tumba y la muerte. La sangre, que brota de las llagas de Jesús, cae sobre los personajes que  lo  circundan, todos son salvados por  la  Pasión, la Sangre  de Cristo y por su Fe. De los pies horadados la sangre cae sobre seis personajes, casi todos borrados por el tiempo y que quizás son: 1, 2 San Juan Bautista y  San Miguel; 3, 4 San Pablo y San Pedro; 5, 6 San Damián, patrono de la capilla y San Rufino, patrono de Asís.

En cada una de las extremidades del eje transversal de la cruz, hay  dos ángeles que muestran a Cristo con el gesto de la  mano. Los personajes bajo los brazos de Jesús, llevan sus nombres a los pies de cada uno y son los únicos que el pintor especifica. Tienen la misma estatura, esto es, han llegado a creer en El y su Evangelio. Si observamos, tienen los ojos grandes, la boca pequeña  y la  cara oval, como los Iconos bizantinos. Si miramos a Jesús, encontramos en Él esos  mismos caracteres. Cristo está ligeramente vuelto hacia la derecha, hacia Juan que recibe la sangre directamente del costado, quien mira en  la misma dirección que Cristo. El rostro de María está maternalmente  inclinado  hacia Juan. Su mano derecha señala a Juan. Su mano izquierda  bajo  el  mentón indica dolor, pero al mismo tiempo expresa aceptación, su rostro expresa amor al hijo.

Nuestra Señora viste un manto blanco, signo  de la  pureza. Sobre el manto  blanco,  se observan decoraciones en azul y rosa, que simbolizan numerosas piedras preciosas dispuestas en fila, son los dones  del Espíritu Santo. Bajo el manto blanco lleva un  vestido de  color  marrón, símbolo de humildad. Además lleva una túnica púrpura, esto es, realeza y el color de  la  tela con  que estaba forrada el Arca de la Alianza; Ella misma  es  la verdadera Arca de la Alianza y Reina del cielo y la tierra. 

A  la  izquierda de Jesús, están María Magdalena  y  María  de Jácome o Jacobi, madre de Santiago, las cuales parecen decirse algo una a la otra. Junto a ellas está el  Centurión romano, con tres dedos extendidos, significa la Trinidad o en tres días edificó la Iglesia, con su Resurrección, los dos dedos recogidos, reconoce las dos naturalezas de Cristo: humana y divina; lleva en la mano izquierda, cubierta por el manto, un trozo que pudiera ser madera o piedra. El Centurión representa la multitud de  personas que han creído sin tener antes conocimiento de Dios y de su Hijo  Jesús,  han  sido fieles a la constante  inspiración  del  Espíritu Santo.

Sobre la espalda del Centurión se ve el rostro del  sirviente sanado por Jesús, en  perspectiva, tres  pequeñas cabezas que evocan al pueblo de Dios.  Debajo  de  estos cinco grandes testigos  están  pintados,  en dimensión reducida, porque no creyeron en Jesús: dos personajes que representan a los  romanos y  a  los  hebreos, presentes en la Pasión, a la derecha  de Jesús, está el soldado romano que con la lanza atravesó el costado  del Crucificado, llamado Longinu o Longinos, y a la izquierda está probablemente José de Arimatea, por sus ricos vestidos, es un hombre de cierta edad, el pintor no le coloca el nombre; otros dicen que es Esteban el que ofreció a  Jesús la esponja embebida en vinagre, realizando así  inconscientemente la predicción del salmista (Sal 69,22).

A la izquierda de las piernas del Crucificado está pintado  un pequeño gallo,  cuyo canto recuerda nuestra debilidad humana, nos invita  a estar atentos para no negarlo como hizo Pedro.  El gallo es también símbolo del sol  naciente.  Este sol  es Jesús, cuya luz se difunde por el mundo a través  de  los siglos. Nuestra mirada no puede cruzarse con la del  Crucificado,  El mira más lejos, más allá de nosotros, ve al Padre. El con mirada serena, de amor, parece invitarnos al encuentro con el Padre. El cuello de Jesús es muy robusto. Esto porque, tras la  resurrección,  apareciendo  a sus discípulos, "sopló" sobre  ellos diciendo: "Reciban  el Espíritu Santo. A  quienes  perdonen  los pecados,  les  serán perdonados..." (Jn 20,22). 

En  lo alto, encima de la inscripción "IHS NAZARE" y debajo: "REX IVDEORV", sobre IHS dos rayitas, está abreviado el nombre de Jesús, colocado sobre rojo que significa amor, Rey de los Judíos colocado sobre negro, muerte, por esta causa lo crucificaron. En cada mano hay un Santo, pudieran ser Juan y Pedro, que fueron al sepulcro al tercer día, además el rostro del que está en su mano izquierda, es semejante al de la figura de Juan, bajo el brazo derecho.

En la parte superior del crucifijo, hay  un círculo  en el cual, sobre fondo rojo, está pintado Cristo en  la ascensión,  revestido de hábito largo blanco, una túnica dorada y una estola marrón,  con una  cruz  luminosa, de oro  sobre la punta del báculo que sujeta en la mano izquierda, signo de la  victoria  sobre  la muerte y de pastor de la Iglesia.  El  círculo  es símbolo de perfección, de su contorno sobresale la cabeza  y la mano derecha del Resucitado, está ascendiendo al Padre. El entra vivo con su cuerpo en la eternidad y todavía permanece mirando hacia nosotros. 

Diez ángeles, que expresan alegría, los dos ángeles centrales rodean a Cristo  glorioso, extendiendo sus alas sobre Él, su halo tiene las marcas que simbolizan la cruz.

La  mano de Dios ocupa el espacio más alto del crucifijo.  Se halla  inserta en la mitad inferior de un círculo del cual no  se ve la mitad superior. La mano de Dios que bendice al Hijo que asciende y con Él, a todos.

Existen otros símbolos: siete protuberancias o cabezas de clavos en el halo de gloria, los dones del Espíritu Santo; alrededor, sobre la línea dorada, 33 cabezas de clavos, es la edad de Cristo; en la orilla exterior conchas de mar, que representan la eternidad; sobre todo el borde negro y rojo, unos diseños blancos semejantes a ramas de enredaderas, pudieran ser sarmientos de la vid que Jesús señalara en su parábola, pero en el borde superior izquierdo no los hay, se sustituyen por cuatro cuadros con flores de lis, es el mismo símbolo que se encuentra en el escudo de los cruzados o en escudos franciscanos; de igual manera se observan tres símbolos en el halo de gloria, con cuatro puntos cada uno, quizás las 12 tribus de Israel. Al pie de la cruz parece haber una piedra, símbolo de la Iglesia o como expresa el Salmo 95:1 "...la roca de nuestra salvación."

 

Oración

 

"Oh Sumo y Glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazón,

dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta,

sentido y conocimiento, Señor,

para cumplir tu santo y veraz mandamiento"

Fuente: http://www.angelfire.com/biz2/franciscansite7/elcristo.html

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