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Desarrollo Humano

¡Después de dar gracias!

Por: Sandra Lorena García Flores.

También tomó pan  y, después de dar gracias, lo partió, se los dio a ellos y dijo: “Esto es mi cuerpo, entregado por ustedes; haced esto en memoria de mí” (Lc 22,19).

Seguramente, muchas personas nos encontramos haciendo un balance de los propósitos que nos fijamos para el 2019 y, quizás también muchas nos sentimos insatisfechas por las metas no obtenidas, por los sueños no logrados y por los anhelos no cumplidos. ¿Cómo te encuentras tú? ¿Qué sentimientos estás experimentando en el culmen del año 2019? En el  último día del año ¿te levantaste quejándote o lo hiciste dando gracias por lo que no fue y por lo que sí es?

El gran teólogo y filósofo Eckhart de Hochheim, dominico alemán, más conocido como Maestro Eckhart, sostenía que si lo único que dijéramos al rezar fuera gracias, por el resto de nuestra vida eso sería suficiente.

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Es muy común escuchar distintas frases acerca de la gratitud: “Es de bien nacido ser agradecido”, “el que agradece merece”, “no es la felicidad lo que nos genera gratitud. Es la gratitud lo que nos genera felicidad”, entre otras muchas más. Marco Aurelio, el emperador sabio, decía que la felicidad depende de la calidad de nuestros pensamientos. Según diversos estudios, el ser humano tiene aproximadamente 60,000 pensamientos al día; las interrogantes son: ¿Cuántos de esos pensamientos son de gratitud? ¿Cuántos de esos pensamientos nos generan felicidad?

Cuando buscaba la cita bíblica para este artículo, me estremeció mucho que pese a que por lo menos una vez a la semana, en la Santa Eucaristía, escucho la cita bíblica citada con antelación, nunca había reparado en esta gran enseñanza de Jesús, después de dar gracias. En lo personal, esta enseñanza significa que lo primero es dar gracias, porque es justo y necesario y porque es nuestro deber y fuente de salvación darle gracias y alabarle siempre y en todo lugar al Señor. Pero cuán difícil resulta agradecer siempre y en todo lugar.

Debo confesar que me conmovió infinitamente el reparar en que Jesucristo mismo primero dio gracias y después, sólo después hizo lo demás.

En los 15 minutos en compañía de Jesús Sacramentado, destaca el poder de la gratitud: “. . . Recuerda que quien agradece un beneficio obtiene que se le concedan muchos más”. “Dime un gracias con todo tu corazón, el agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le gusta verse correspondido”. En efecto, la gratitud hacía a nuestro Señor y hacía los demás debe ser genuina. Qué valioso, sanador y reparador resulta un gracias emitido desde el corazón.

Desde distintas corrientes ideológicas y religiosas la gratitud es fuente de abundancia, como la queja de escases. En los últimos cursos de desarrollo personal a los que he asistido, la gratitud ha sido un tema toral. Es alentador ver que la gratitud es una coincidencia en las distintas religiones y filosofías de vida, un tema que nos vincula y nos enaltece como humanidad. Evidentemente, la gratitud nos permite escuchar con el corazón y ver con los ojos del alma. Desde la neurociencia la gratitud es generadora de las hormonas de la felicidad, que impiden el acceso a la depresión y a la ansiedad en nuestras vidas.

Somos el resultado de lo que practicamos. Por ello, te invito a agradecer a Dios, a agradecerte a ti y a agradecer a los demás. No importa si como propósito te pusiste bajar 20 kilos y bajaste uno; agradécete ya empezaste. No importa si quisiste ir a Europa y llegaste a Tepoztlán, reconócete, diste el primer paso. El gran psiquiatra español, Enrique Rojas, dice que la felicidad no depende de la realidad, sino de la interpretación de la realidad que uno hace. ¿Qué interpretación le das a tu realidad al finalizar este año?, ¿estás agradeciendo o te estás quejando?

Por último, quiero invitarte a que agradezcas tus logros y también tus fracasos. El fracaso lejos de ser un enemigo de la plenitud, es un aliado que te puede catapultar y dejar las más grandes enseñanzas. El dolor para muchos es el más grande maestro.

Te pido que elabores una carta dirigida a quien tú quieras: a Dios, a alguna persona especial o a ti mismo, sólo agradece, verás que el bien principal es para ti. No la tienes que entregar.

¿Ves ese círculo? Por favor ponle nombre, representa aquello que no te agradó o que aún no lograste en el 2019. Ahora en el espacio en blanco pon lo que consideras debes agradecer. La interpretación depende de ti.

¡¡¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!!!

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